20 julio, 2007

Escúchanos Señor te rogamos...


Por alguna soberana razón me costó parir este artículo. Y ni siquiera digo todo lo que quisiera. Creo que fue porque antes que viera la luz, se lo comenté a alguien para conocer su opinión y terminamos discrepando radicalmente. Por eso me vi obligado a cortar este paño, porque me ha llegado de diferentes fuentes un “chisme santo” con respecto a un video del endiosado Marcos Witt que se publicó en el portal de www.youtube.com, participando en C.R.E.C.E.S (Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo) en una conferencia de ecumenismo en Argentina hace, léalo bien, un año atrás.

Después de largos doce meses, hoy se destapó la olla y los grillos comenzaron a salir. He leído tantos disparates al respecto que la crucifixión le resultaría más agradable al mexicano que todo lo que han dicho de él. Tanto que un pastor le prohibió a su congregación comprar sus discos de ahora en adelante por traición (¿?). Ahora ya no era necesario escuchar sus canciones al revés como a la cantante brasileña “Xuxa” para acusarlo de satánico, porque él mismo dijo en la conferencia que: El ecumenismo era una senda que quería transitar.

Aquí la causante de todo este desbarajuste es la palabra “ecumenismo” que muchos creyentes ni idea tienen de lo que significa; pero si de atacar al compositor de “Dios de Pacto” se trata, no importa lo que signifique, con tal de tirarle barro.

La palabra ecumenismo, si es que alguno por casualidad le interesa, viene del griego he oikoumene, que significa “la tierra habitada” y fue un movimiento que nació en Europa a mediados del siglo XIX por los evangélicos o protestantes para unirse contra la persecución católica. Por lo tanto, somos nosotros los ecuménicos y no ellos como muchos piensan.

Pero digámosle pan al pan y al vino, vino. No es el ecumenismo lo que le molesta a los radicales, es la tirria que sienten muchos evangélicos hacía los católicos. Una antipatía maquillada de “celo santo” que los impulsa a repudiar a todos los que se persignen o mencionen a María; más aún hoy con los escándalos de pedofilia en los que se ha visto envuelto el clero a nivel mundial, un acto repudiable mire por donde se mire, el cual a incrementado ese rechazo tan natural entre los protestantes. Hace no más de dos décadas, los católicos eran resistidos fuertemente por el pueblo evangélico con odiosidad. Tenían fresco en su memoria los insultos, rechazos, vergüenzas y persecuciones de los romanistas en contra del evangelio cuando nuestros abuelos abrían brecha para predicar. Y es eso lo que impide que hoy haya un acercamiento, no de los católicos hacia nosotros, sino más bien de nosotros a ellos.

Pero hay católicos que aman profundamente a Dios. Y es a esos a los que me quiero referir. Que no son marianos. Que viven de acuerdo a los más altos ideales cristianos. Que buscan hacer la voluntad de Dios y que nos consideran sus hermanos en la fe, como es el caso del Movimiento Carismático o también llamados Católicos Renovados. Ellos han sido bautizados con el Espíritu Santo, con la evidencia de hablar nuevas lenguas. Oran por los enfermos y hasta cantan nuestras mismas canciones mejor que nosotros pero sin salirse de sus parroquias o comunidades. Fue a ellos a quienes les habló Marcos Witt en las conferencias en Argentina y a los que pretende alcanzar para que se unan a nuestras iglesias locales y ayudarlos a terminar la obra que Cristo ya comenzó en ellos. ¿Qué sugiere hacer con esas personas, que no son contra nosotros? ¿Cerrarles las puertas o darles un empujoncito para que entren? A pesar que Witt no es santo de mi devoción, creo interpretar correctamente sus palabras cuando desmintió categóricamente que no era ecuménico: ...Es llevar el mensaje en medio de la oscuridad como mandato bíblico y que para ello hay que ir hasta lo último de la tierra —dijo.

El lector no me puede negar que existen muchas congregaciones de corte tradicional, que tienen un serio problema de humildad. Que creen que sólo los que pertenecen a su denominación serán los salvados, y los demás... Dios tenga misericordia. Son tan herméticas en su comunión con otras congregaciones que no pertenezcan a su denominación, que no sé cómo dejan pasar a los pecadores para adentro, una utopía pensar en un acercamiento con esos católicos.

Yo sí creo que en el cielo habrán católicos, guste a quien le guste, aunque algunos talibanes quieran cerrarles las puertas. Pero sólo aquellos que reconozcan a Jesucristo como su único mediador. Y de que los hay, los hay. Por eso, no se sorprenda cuando vaya llegando al cielo, que algunos carismáticos se le hayan adelantado y más encima les digan: Bienvenido hermano... Opine aquí.

*************************
*************************